domingo, 23 de agosto de 2009

Síndrome postvacacional


Cuánto más dura es tu ocupación, más complicada es retomarla tras unas humildes vacaciones.

martes, 4 de agosto de 2009

ARDUA BATALLA LIBRAN EL BIEN Y EL MAL.

Cuando el ensordecedor y taladrante sonido del despertador te arranca de tus sueños, es entonces cuando tomas conciencia de la infernal batalla que se va a desatar a continuación. Un desgarrador grito de angustia resuena en tu cabeza mientras cargas con el peso de tu cuerpo para levantarlo de la cama. La primera puñalada que atraviesa de lado a lado tu voluntad acontece en el momento que la planta de tu pie hace contacto con el congelado suelo de tu habitación. “Frío”… Un frío que bien podría tratarse de la misma materia de la que está hecho el mismísimo Satanás, el Rey de los infiernos, Canciller de las almas errantes. Un frío que va destruyéndote por dentro, describiendo una trayectoria que va desde el pie hasta la parte de arriba de tu cerebro, pasando por cada uno de los órganos de tu cuerpo. Es lo suficientemente temprano para que reine la penumbra a tu alrededor, haciendo de aquella situación lo más parecido al Inframundo, el lugar en el que el llanto y el rechinar de dientes de las almas abocadas al sufrimiento perpetuo gritan angustiadas por toda la eternidad.

Tras una ducha con el agua bien calentita, el optimismo y la buena voluntad florecen en tu interior como florece el capullo de una rosa en primavera bajo un acogedor cielo soleado, bañado por una suave brisa. Tras unas ligeras maniobras de peinado, lavado de dientes, afeitado y perfumado sientes, mientras compartes una mirada de complicidad con la imagen del espejo, que la vida comienza en ese mismo instante con un sinfín de posibilidades a tu disposición. Tras un suculento desayuno, tomas conciencia de que ese día nadie va a poder contigo. Tus expectativas se confirman al poner un pie en la calle, pues el amanecer no podría ser más esplendoroso: el cielo comienza a cubrirse de un intenso azul que abarca hasta donde alcanza la vista, cubriendo de luz todo cuanto te rodea. Es entonces cuando un pensamiento brota suavemente dentro de ti: “La obra de Dios en mi vida es perfecta”.

ARDUA BATALLA LIBRAN EL BIEN Y EL MAL.

David Hernando Vázquez

01/08/09